Madrid, 15 de septiembre de 2012
Hoy, 15 de septiembre de 2012, centenares de miles de trabajadores y trabajadoras, de
ciudadanos y ciudadanas respondemos en un clamor multitudinario al llamamiento de la
Cumbre social para expresar el rechazo que nos merecen las políticas del Gobierno por
su carácter antieconómico, antisocial y autoritario.
El pasado 25 de julio, 150 organizaciones de la sociedad civil, que agrupan a más de
900 asociaciones y entidades, nos reunimos en lo que denominamos Cumbre Social
para reflexionar sobre la situación por la que está atravesando nuestro país, la naturaleza
y las consecuencias económicas y sociales de las políticas que se están llevando a cabo
por el Gobierno de la nación, en connivencia con la Unión Europea, y para mancomunar
la respuesta social con el objetivo de promover un cambio sustancial de las mismas.
Vimos entonces cómo las políticas que se están aplicando desde mayo de 2010, y que se
han intensificado desde la llegada del PP al Gobierno, están suponiendo una fractura
social sin precedentes: Se sigue destruyendo empleo; se siguen deteriorando los
derechos laborales y sociales; se intensifica la devaluación de nuestro Estado de
Bienestar; se promueve una involución ideológica de carácter neoconservador y
confesional negando a las mujeres el derecho a decidir sobre su salud sexual y
reproductiva, profundizando la división sexual del trabajo, reduciendo los recursos
contra la violencia de género, criminalizando a la población inmigrante,… y aparecen
síntomas preocupantes de autoritarismo político que amenazan la calidad de nuestro
sistema democrático. No existe ningún colectivo, ni ámbito de la actividad social y
cultural, que se libre de las consecuencias de estas políticas, salvo los poderes
económicos y las élites que los representan. Todo ello, sin que en estos dos años largos
de políticas neoliberales a ultranza aparezca el más mínimo indicio de superación de la
crisis, antes al contrario, se profundiza la recesión económica.
El mundo del trabajo, los empleados y empleadas públicos, los desempleados y los
pensionistas, los autónomos, el pequeño comercio; el mundo de la cultura y la ciencia;
la justicia; el medio rural; los medios de comunicación y los periodistas, los
inmigrantes, los jóvenes; la seguridad ciudadana, la sanidad, la educación, la
dependencia y los servicios sociales; el medio ambiente y las posibilidades de un
modelo económico sostenible, los derechos de los consumidores, la actividad de las
organizaciones que trabajan con los más empobrecidos y que practican la cooperación al
desarrollo, … TODO y TODOS y TODAS estamos sufriendo las consecuencias de unas
políticas que nos llevan a un cambio de modelo social y nos arrastran hacia una
sociedad más injusta, menos igualitaria y más autoritaria, rompiendo los consensos
básicos establecidos en la transición democrática. 2
Durante este verano hemos sufriendo centenares de incendios repartidos por toda
nuestra geografía que podrían haberse evitado o, al menos, haber sido menos
devastadores si no se hubiesen recortado los recursos dedicados a ello ni destruido la
ganadería extensiva como elemento de limpieza de los montes; la presión social obligó
al Gobierno a prolongar la ayuda a los parados que no perciben ninguna prestación, pero
reduciendo muy significativamente el número de beneficiarios de la misma, cebándose
muy especialmente en los jóvenes; se ha intensificado la persecución de aquellas
organizaciones no sumisas a las directrices del poder, ha continuado el cerco del
Gobierno central hacia las corporaciones locales, particularmente las menores, y hacia
las CCAA y ha aumentado exponencialmente el riesgo de rescate de la economía
española.
Hoy expresamos como una sola voz el profundo rechazo que nos merecen estas
políticas; decimos alto y claro que existen alternativas a las políticas europeas y
nacionales, empezando por una política fiscal más justa y progresiva y una decidida
lucha contra el fraude fiscal sin amnistía para los defraudadores.
Hoy también, nos concentramos aquí para cuestionar democráticamente la legitimidad
del Gobierno para llevar a cabo unas medidas que no formaron parte de su programa
electoral. REFERÉNDUM YA!
Ninguna de las medidas que, desde enero, se vienen aplicando se sometió a la
consideración de la ciudadanía en las pasadas elecciones del 20 de noviembre. Cada una
de ellas de manera aislada ya supone un ejercicio de ocultación suficientemente grave,
pero todas juntas, como programa de acción gubernamental, suponen un auténtico
fraude democrático y una violación de los derechos humanos y de la ética de la política.
El mal llamado rescate que negocia el Gobierno, y que no se puede enmascarar
tildándolo de blando o de suave, ni es inevitable ni deseable con los antecedentes
conocidos. Países como Grecia, Irlanda o Portugal están hoy peor que cuando fueron
rescatados. El rescate, de llevarse a cabo, supondrá nuevas condiciones y por tanto
nuevos recortes, que amenazan con desbaratar lo poco que se mantiene en pie,
prestaciones por desempleo, pensiones,…
Ésa es una decisión de tal trascendencia que no puede tomarla el Gobierno por sí solo.
Si antes teníamos suficientes motivos para exigir un Referéndum, ahora más.
La Constitución Española contempla en su artículo 92.1 la posibilidad de que ante
decisiones de especial relevancia se recurra a la consulta popular, eso es lo que da
sentido y fortalece nuestra democracia, lo que en momentos tan críticos es justo que
demandemos.
La ciudadanía debe tener la posibilidad de expresarse.
Desde mañana mismo nos proponemos llevar hasta el último rincón del país la
exigencia de REFERÉNDUM, en lo que tiene que ser una masiva exigencia de que la
ciudadanía no sea relegada a condición de vasallos sino que sea considerada como el
sujeto que da sentido a la palabra DEMOCRACIA. 3
La campaña para exigir un Referéndum debe ser por sí misma una gran movilización
ciudadana, pero la movilización ni empieza hoy ni acabará con ella. Si el Gobierno se
empecina en esta deriva antisocial y autoritaria, si se resiste a escuchar la voz de la
sociedad, habrá nuevas movilizaciones y éstas serán más numerosas, contundentes y
generales.
Vamos! Quieren arruinar el país, ¡hay que impedirlo!